Oficial:Rol de Tamriel

Varias personas mas suben al enorme barco, viajeros sedientos de ver lugares nuevos o bien pobres granjeros en busca de una oportunidad, el destino es lejano, pues surcaremos toda la costa del oeste, pasaremos por varias provincias hasta dirigirnos haca la parada final, Anvil...

Finalmente se leva el ancla por los marineros, y minutos después el barco zarpa. El capitán camina por la borda con la mirada en alto, perdida en el horizonte. Es un guardia rojo con varias cicatrices que marcan su rostro y apariencia mugrosa, pero aún así, imponente.

En cuanto a mi me aferro a la barandilla observando las aguas de un lado a otro, con mis pensamientos perdidos en la nada, siento libertad nuevamente, me siento volver a empezar, todo queda a atrás y se renueva. No logro evitar sonreír

Subo al poderoso navío que crece desde las aguas frente a mi, a medida que me desconcentro leyendo un libro.
El barco zarpa, busco un lugar tranquilo y con sombra para continuar mi lectura, el gran ruido de las personas hablando se vuelve mas bajo y por fin cesa, a medida que la noche cae todos se marchan. Todos menos un imperial que continua con la mirada perdida en el mar desde hace horas.
Sentado en una pequeña silla de madera continuo leyendo con tranquilidad, pero noto absorto que en pocas paginas acabaré...

la noche cae sobre nosotros y nos envuelve en la total oscuridad, las aguas se vuelven negras y el sonido de estas chocando contra la madera del barco da una profunda serenidad.
Me dirijo a mi camarote, cuando accidentalmente choco mi hombro con un bretón enfundado en una armadura de gran peso, miro sus pies y subo con rapidez la mirada, le observo con desprecio, pero mientras se marcha miro en detalle su rostro... me es demasiado familiar, prosigo hacia mi camarote murmurando insultos...
¿Donde había visto ese rostro antes? ¿Por qué me era tan llamativo?
Cruzo mis dedos y apoyo mi cabeza sobre mis manos tratando de recordar.

las furibundas miradas que me lansa la gente me hacen sentir insegura, pero todo lo que sufra no se ve olvidado cuando veo a la criatura que saca la lengua y mueve la cola mientras me observa, la dejo en el camarote y le ordeno que no se vaya de ese lugar, mientras me dirijo a la proa del barco.
Un breton se haya sentado mientras lee un libro, mientras un muchacho de bello rostro pirde mira hacia la nada, no logro evitar sentir curiosidad por el, algo en su manera de sonreir o en su postura me obligan a acercarme con curiosidad, al estar solo a unos pasos voltea y me vé.
-o...Hola...

Una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras le contesto, cambiando de posición.

-Hola

Por fin relaciono su flacucha cara con los papeles que acababa de ver antes de partir sobre fugitivos, sin duda ofrecerían una gran recompensa por el, estaba seguro que debia ser de familia rica, seria mejor llevarlo vivo.
Abro la puerta con rapidez y aseguro mi espada...
-ahora... donde te metiste?...

Me senté en el suelo, suspirando. Por fin les había perdido de vista, por fin tenía algo de tranquilidad. Pero eso no quería decir que no siguiera alerta en todo momento, por si ocurría cualquier cosa. Me eché hacia atrás y apoyé la cabeza en la pared, cerrando los ojos. ¿Qué haría cuando llegara a Anvil...? No tenía un destino fijo... Ni tampoco ninguna pista para averiguar qué significaba la joya. Tampoco quería arriesgarse a que la persiguieran de nuevo. Abrí los ojos y miré al cielo, ya se había hecho de noche. Suspiré de nuevo y me quité la capucha. Esperé unos minutos, relajándome con el sonido del mar mientras me sumergía en mis pensamientos, y más tarde me levanté para dirigirme a mi camarote. La verdad es que necesitaba descansar...

Por fin acabo el libro y alzó mi mirada, ahora el joven imperial se haya en compania de una bella bosmer, parecen estar charlando. De naturaleza curiosa y sin nada mejor que hacer me dirigí haca ellos lentamente, estaban ambos de espaldas hacia mi, mirando ahora al oceano...
-Pues... voy hacia Cydoriil para consagrarme en el templo de Kynareth, y tu?
-He... voy por un viaje... conocer el mundo... eso...
Ambos se ven interrumpidos y un poco sorprendidos cuando me notan a sus espaldas
-¿Les molesta si mes uno a vuestra charla jovenes? Mi nombre es Lucius, provengo de las tierras de Roca Alta, Mago del gremio de magos y alquimista de gran renombre... ¿Y ustedes, quien sois, y que os trae por aquí si me permitiis la osadia?

El extrovertimiento del bretón me obliga a sonreír mientras le respondo
-Mi nombre es Giovanni Savarece... vengo de la ciudad imperial, podríamos decir que soy un aventurero en busca de...-ejem- aventuras...
La joven bosmer se muestra tímida ante la pregunta, me tomo la libertad de responder por ella.
-Ella es Kaela.

estoy inquieto, dando vueltas por el pasillo, pensando en que me depara de este viaje,con mi mente perdida y mis preocupaciones rondando, de repente me choco con un guardia rojo que se queda mirandome con mala cara, doy una mirada rapida para analizarlo y sigo mi camino, lo que menos necesito ahora son problemas, decido subir a la cubierta a tomar aire..

Camino con paso seguro he intimidante, me siento profundamente excitado sabiendo que mi presa esta cerca. Con la mano en mi espada me dirigo hacia la cubierta...

veo el cielo nocturno y siento como la brisa marina sopla sobre mi rostro, me apoyo en un barandal del barco con los codos y miro al cielo, toda esa oscuridad, aun asi tan bella y bañada de la luz lunar, vuelvo a mirar la cubierta y veo al mismo guardia rojo blandiendo una espada, algo no andaba bien

Caminaba por la cubierta en dirección a mi camarote, cuando por el camino me topé con un grupo de tres personas hablando. Un bretón, una bosmer y un imperial. Realmente no estaban en el camino, ya que se encontraban cerca de la barandilla del barco y podía esquivarles fácilmente y pasar por otro lado... Pero estaban en mi camino. Y si alguien debía apartarse y dar un rodeo, no iba a ser yo. O quizás simplemente estaba de mal humor y quería incordiar un rato, cosa que me divertía bastante. Así que sin ningún reparo, pasé por medio del grupo, empujando a todo aquel que hiciera falta para abrirme paso. -Oh, gracias por dejarme pasar, sois muy amables. Ah, y procurad no pararos a charlar en medio del paso la próxima vez. Hala, que os divirtáis.- Dije con un tono irritante y con una sonrisa cínica dibujada en mi rostro. Y así, sin más, seguí caminando, ignorando todo aquello que me dijeran.

Nuestra charla se interrumpe cuando un bretón vistiendo una armadura pesada abre las puertas y sube a la cubierta, seguido tan solo segundos despues por un guardia rojo de mal temperamento.

(Esto me lo mando juan por mp)

-Drack...- dice seriamente a medida que su espada silva al desenvainar
-¿Que dia...- el hombre se ve interrumpido por la potente voz del guardia rojo.
-Podemos hacerlo facil, tu tiras las armas, y yo te llevo vivo a que te juzguen...
El joven desenfunda su hoja lentamente y apunta a su adversario con ella.
-No me creerias, pero soy inocente-suspira mientras se pone el yelmo
-Supusé que iba a ser por las malas- dice a la par que salta sobre el con un potente grito de guerra, una fina capa de acero desvía el golpe mientras un puño cerrado viaja al cuello del sargento, este se aparta con rapidez a la vez que posiciona sus dedos sobre la zona herida que comienza a tomar un tono morado, nuevamente vuelve a saltar sobre el, esta vez con todo el peso de su cuerpo, el bretón logra parar el primer ataque, pero recibe uno que mueve su escudo hacia la izquierda, y al instante otro que lo lanza hacia la derecha, con su guardia abierta, el mercenario lanza una patada a su abdomen y lo lanza unos cuantos hacia atras. El joven magullado se tambalea, mas no pierde el equilibrio.
El corpulento legionario lanza una estocada hacia su costado izquierdo, pero el bretón ya se encuentra en guardia, captura la espada con su antebrazo y gira, desarmandolo. Rojo de ira su enemigo da un puñetaso que le arranca el yelmo, pero yo ya me encontraba corriendo hacia la escena, separo al guardia rojo con mucha dificultad, mientras el breton trata de calmar a su camarada de raza.

Lo dejo aca por que me tengo que ir, creo que mañana lo seguimos

la batalla es breve, pero intensa, cunado vuelvo en mi veo al joven Giovanni corriendo hacia la escena, me apresuro tras el y separo al breton que luchaba, su nariz esta sangrando por el golpe.
-¿Estas bien, te ha hecho daño? digo mientras kaela lo toma de un braso ayudándolo a incorporarce.

(Lol, me crei que te habias ido elias)

-ESE INFELIZ ES BUSCADO POR ASESINATO A SANGRE FRIA, DEJADME EN PAZ!- grito mientras aparto con el codo al imperial a mis espaldas, que aun trata de sostenerme.
Corro hacia mi espada, pero al tomarla no me lanzo directo hacia mi enemigo, aun en la oscuridad total veo algo a lo lejos, algo se mueve... desde el mastil alguien da la alarma...
Piratas...

Viendome en una posición totalmente mala, tan solo con una daga de hierro entre mis ropas, grito al resto que me siga, y corremos hacia el interior del barco, el capitan se haya tratando de virar lo mas cercano a la costa que pueda, pero el barco de piratas es muy rapido, ya se encuentra cerca, no podremos escapar, nos abordaran...
-¿¡No puede ir mas rapido esta mier%#!?-Grito desesperado
-¡Va tan rapido como puede muchacho, si logramos acercarnos mas a la costa, su barco no podra continuar, o se arriesgaran demasiado a que su casco se rompa con las piedras!
Apenas comenzaba a notar que estabamos entrando en las costas de Skyrim, la fina capa de nieve que se divisaba a lo lejos ya se hacia clara. Teniamos una oportunidad, el capitan maniobraba increiblemente entre rocas salidas de la nada, pero igualmente diestro al timon, nuestros perseguidores nos seguían.
-¡Diablos, Diablos, mas rápido, casi nos alcanzan!
-¡Paciencia, paciencia, esto lleva tiempo!- grita el capitan ahora algo nervioso
Casi no noto que la bosmer se encuentra apretando mi braso con fuerza, la extraña mujer que anteriormente nos molesto se encuentra también algo apretujada entre el grupo. En un instante veo todo tornarce mas lento, un golpe duro y constante lleno de vibraciones surje del suelo... chocamos...
El barco pierde el rumbo y se estrella entre las piedras, mientras nuestros perseguidores viran, escapando de la tormenta que se avecina... definitivamente los dioses no están de nuestro lado en este fatidico día.
-¡El agua, hay que saltar al agua!- grita el legionario
-¡¿Al agua, estas demente idiota, moriras congelado?!- replica con voz fuerte el bretón con armadura
-¡A callar! ¡Es morir... es morir aqui aplastado contra las rocas o tener una oportunidad luchando contra el mar!- grito con voz temblorosa

Finalmente, decididos, corremos hacia la proa, no puedo evitar preguntarle al capitán, el cual se queda en la parte de atras del barco apoyado sobre el mastil sin moverse
-¡¿No viene?!
-Un buen capitán se hunde con su barco...
No iba a ponerme a discutirlo, corro tras el resto del grupo, el barco ya esta volcando hacia la izquierda, sin pensarlo me lanzó al agua, seguido del resto, el bretón esta tratando de quitarse la armadura lo mas rápido que puede, mientras el mago le asiste, por otra parte, el legionario ya ha quitado las bandas de la suya con facilidad y se ha lanzado al agua, nadamos a la distancia con el cuerpo entumecido por el frio mientras vemos al barco hundirse a la lejania.
Pocos llegan a la costa, y la mitad de ellos son cadaveres arrastrados por el mar, un hombre se arrastra lastimosamente hasta el cuerpo de su mujer y su hijo fallecidos... y el viento de la costa y la tormenta esta congelando a todo el grupo, no podemos pasar esto así...

Nado, pero compenso a hundirme, no lograría llegar hasta la orilla, ya no sentía mis brasos ni mis piernas, mi cabeza se hunde y cierro los ojos...
Despierto escupiendo agua frente a mi compañero bretón que me ha devuelto el favor salvándome la vida cuando le ayude a quitarse la armadura de placas.
El joven Giovanni en un intento por calentarce, y sabiendo que lo que nos aguardaba era la muerte toma varios leños y un poco de yesca y los apila, pero estan demasiado mojados para hacer fuego
-Permiteme- le digo apartandolo a un lado, mientras de mis manos brota una pequeña bola de fuego que enciende la madera.
La mayoría de los sobrevivientes se reune alrededor de la fogata en busca de calor. Giovanni se quita las botas y la camisa a la par que trata de calentar sus pies, posiblemente para impedir que sus dedos se gangrenen, otros tiemblan desesperados acurrucados unos a otros con ropas totalmente mojadas, me quito la túnica y espero a que esta se seque junto al fuego.
No creo que muchos sobrevivan a esta noche.

he llegado a la costa perdiendo ambas botas en el nado, con mucha dificultad y a punto de desmayarme. Las escenas horribles que diviso en la playa me obligan a romper en llanto. Estando alrededor de la fogata, Giovanni pasa un braso sobre mi y me aprieta contra su pecho, luego de unos minutos caigo dormida.

La noche da lentamente paso al día, y los pocos sobrevivientes despiertan alrededor de una fogata extinta de la cual ahora solo sale humo. Aún están casi todos dormidos, o desmallados, casi nadie estaba acostumbrado a soportar el clima extremo, me pongo ambas botas y la camisa, que ahora se encuentran secas. y empiezo a caminar a lo largo de la playa, es probable que encuentre alguna cosa interesante...

No he logrado pegar un ojo en toda la noche, y estado temblando todo el tiempo. Siento a alguien moverse y al mirar veo al imperial caminando por la playa. Me levanto y corro tras el.

-¿Te importa si te sigo?- Pregunto con mi gruesa voz
-En lo absoluto
-Bien, adonde ibas?
-Necesitamos calentarnos, y el fuego de Lucius no sera suficiente, nos falta comida, podemos encontrar cosas que recolectar en la costa.

Ambos continuan charlando por varias horas, Giovanni recolecta unas pocas almejas, pensando comerlas en un futuro, mientras que por mi parte, cojo solo algunos crustaceos podridos que desprendan mucho hedor, seran cruciales para capturar presas lo suficientemente grandes para alimentar al grupo.
Pasado un tiempo, regresamos ambos al campamento con las cosas.

Despierto sola sobre la arena, Giovanni se ha marchado, despierto a Lucius que esta durmiendo a mi lado y le pregunto a Lucius
-¿A... a donde se han ido Giovanni y el legionario?
Apenas preguntarlo, el mago señala a mis espaldas ambos están yegando

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me voy a dormir, xD que me muero del señuito, esto del rol esta genal! mañana lo sigo, no posteis demasiado ji.
ciaaaooooo

me veo despierto, mirando el fuego, mi armadura esta en mi mochila de viaje, despues de calentarme los pies escurro mi ropa y la pongo sobre un tendero que hago con ramas,despues de un corto periodo decido re-vestirme y tomar mi espada y un palo encendido, decido hacer algo de reconocimiento por la zona, necesitamos encontrar una cueva rapido, se avecina una tormenta y dudo que sobrevivamos

Me levanto lentamente y voy hacia Giovanni, este me enseña de entre sus ropas 8 almejas que ha recolectado, mi estomago ruge de hambre, me indica que si preparo el fuego me dara algunas.
Nos alejamos un poco, lejos de la mirada del resto y preparo un pequeño fuego, calentamos un poco las almejas, me engullo 2, no me he saciado pero mi estomago ha dejado de rugir, el come solo 3 y guarda el resto para mas tarde. Conforme se acuesta sobre la arena a descanzar.

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Prefiero no seguir desde aqui que se han ido varios, es super guay esto del rol me ha encantado! mañana lo seguimos
Me voy a ver una peli

Caminé con dificultad, temblando y aún en shock por lo que había ocurrido. Me tumbé sobre la arena seca, y me quité el abrigo, los guantes y las botas para que se secaran. Tenía demasiado frío, no iba a aguantar mucho más así. Así que me levanté y me alejé un poco del resto, y preparé un pequeño fuego. La llama no era muy grande, pero lo suficiente para calentarme las manos. Mi apariencia era de alguien segura de sí misma y que parecía tenerlo todo bajo control.... Pero lo cierto es que estaba asustada, nunca me había enfrentado a una situación así y no sabía bien qué hacer. Pero si sobreviví a una dura vida de pobreza en Waterfront, iba a sobrevivir también aquí. O eso quería hacerme creer...

Esperé unos instantes, la ropa se había secado y me puse el abrigo con la capucha. Miré a mi alrededor... quizás no convenía quedarse al margen de los demás en una situación así. Pero procuraría tener el menor contacto con el resto... Lo único que le importaba era salir de allí, y viva, como es obvio.

Divisé la luz de un fuego en la lejanía, y tras estar observando un rato, me acerqué sigilosamente. Me oculté tras unas rocas y espié al imperial y al bretón que se encontraban cerca de la hoguera, por lo visto tenían comida... Me moría de hambre, y no sabía bien cómo conseguir comida. Así que hice lo que mejor se me daba... robar. Esperé a que se durmieran, o al menos a que se despistaran, para acercarme más, y así "tomar prestadas" las almejas que habían sobrado. Tan pronto como las robé, salí lo más rápido posible de allí, sin hacer ruido, y volví a mi pequeño fuego, que como era lógico, se había extinguido. Tras muchos intentos sin éxito, al final logré hacer otra hoguera, mediana pero lo suficiente para aguantar. Me comí las almejas y las enterré para no dejar pruebas. Justo cuando me tumbé sobre la arena, miré al cielo y vi como unas oscuras nubes se acercaban lentamente..... -Perfecto...- Dije malhumorada.