Oficial:Rol de Tamriel

Siento curiosidad por el ser verde que nos ha invitado a su cueva. A pesar de que no me agrada demasiado su presciencia, es una criatura de Kynareth, y como todas tiene su derecho.
Luego de una breve charla con el, Giovanni ata a Lucius con una cuerda que el semiorco le proporciona, y todos parten a dormir. La tormenta afuera es totalmente salvaje, pero despues de la tempestad, viene la calma

No había dicho una sola palabra desde su última frase. Lo que todos esperarían de mi era que me quejara y protestara por estar durmiendo tan cerca de una criatura así, pero lo cierto es que no di ninguna opinión al respecto. Simplemente me fui a dormir, aunque sin dejar de estar alerta, me despertaba a ratos para vigilar la situación.

La noche da paso al dia, el cielo despejado ahora deja ver al brillante sol sobre la cueva. La luz se filtra por todas partes y una sensación de felicidad y energia me invade.
Me levanto con lentitud, pues he dormido muy bien, pero algo viene a mi mente. Ahora somos libres de seguir nuestros caminos, ya que ningun peligro nos asecha, suena de locos, pero una de las aventuras mas grandes que he vivido esta aqui, y no son la playa ni la tormenta lo que la ha generado, por que lo que se preserva son mis compañeros, los cuales duermen placidamente a mi alrededor, camino a las afueras de la cueva y me siento a observar el mar un rato, despreocupado de toda situación.

-Hola- Dije apareciendo por la espalda de Giovanni, sin hacer ningún ruido salvo el de mi propia voz. Parecía que había aparecido de entre las sombras, nadie había notado mi presencia y probablemente llevase fuera un buen rato. -Espero no haberte asustado.- Sonreí de forma burlona mientras me sentaba en una roca cercana. -Hmm... Supongo que ya no hay necesidad de permanecer en el grupo, ¿no? Hemos sobrevivido... Creo que ese era el objetivo.- Dije mientras jugaba con mi pelo, aparentando estar distraída y no darle importancia.

Si...- digo con una sonrisa perdida- Hemos sobrevivido... verdaderamente, no tengo a donde ir, pero supongo que ustedes sí, por lo que creo que seguiremos juntos un poco mas, almenos hasta que encontremos alguna aldea desde donde conseguir direcciones, ¿Tu que piensas?.

-Me parece bien. Yo tampoco tengo un destino fijo realmente. De hecho... subí a ese barco casi de casualidad...- Dije apunto de decirle lo de la joya, para ver si sabía alguna información sobre ella. Pero luego pensé en que no debía fiarme, si esa joya era de verdad importante quizás la conociera y me viera envuelta en problemas de nuevo. Así que no seguí hablando.

-Cambiando el tema, ¿Que piensas con respecto al resto del grupo? ¿Crees que vayan a mantenerse unidos?

-Si te digo la verdad... No, no lo creo. Y si lo hacen, será porque no tienen ninguna otra opción. Seguramente seguiremos juntos hasta el primer pueblo que veamos y luego cada uno se irá por su lado, si es que no lo hacen antes. No hay muy buen ambiente en el grupo, y creo que de eso te habrás dado cuenta ya. Y tengo que decir que me incluyo. Ya te dije que no hay otra razón por la que esté con vosotros que la supervivencia...-

Una leve mirada de decepción se asoma a la cara de Giovanni, a pesar de concordar con Riven, algo le perturbaba de esa egoista realidad, quiza el averse sentido lider del grupo en algunos momentos, y ahora haberse abierto los ojos le generaban una sensación de fracaso, o quiza era solo el hecho de que no tenia ninguna misión en su vida, continuo charlando un rato junto a la imperial...

Despierto y me visto con rapidez, Giovanni y esa mujer no están en sus camas, pero me calmo al verlos afuera de la cueva. El resto continua durmiendo placidamente.
Pasan las horas y la gente comienza a despertar, incluido Lucius (Quiza el causante) con su asquerosa tos.
Por fin ambos entran nuevamente a la cueva, y Giovanni dice acercándose a lucius...

-¿Estas en condiciones de caminar?
-Solo... solo quiero que me dejen en la primera aldea y olvidarme de todo esto... solo eso...
-Bien, no intentes nada, podría salir caro- digo susurrandole, mientras quito la soga y se la lanzo al semiorco.

- Gracias - le respondo tomando la soga y guardandola.
Miro alrededor, quedaban pocos durmiendo, ya estaban preparandose para partir.
- Tal vez esto les suene raro pero, les molestaría que los acompañe? Me siento muy solo aca, no tengo familia, amigos.. nada. Soy un gran cazador, podría venirles bien uno. *Suelta una sonrisa amistosa*

Giovanni responde de manera afirmativa a la petición del semiorco, mientras me ayuda a levantarme.
El resto del grupo observa con cierto enojo a la criatura, salimos de la cueva caminando con lentitud.

El camino se hace largo, el sol sobre nuestras cabezas parece distante y extraño luego de tantos días con las nubes ocultandolo, finalmente Irk señala una posición lejana de la que emerge humo que se eleva hacia el cielo.
-Allí hay una aldea- dice con su ronca voz.
-Pues allí nos dirigiremos- contesto, la caminata continua por unos minutos, hasta que entendemos el por que del humo. Un incendio acababa de abrasar la ciudad y reducir varias granjas a cenizas, la mirada perdida y resentida de los aldeanos era clara, pero nos reciben con curiosidad y hospitalidad.
Pasan algunas horas hasta que nos comentan sus problemas, al parecer varios bandidos se habian ensarsado con ellos, asaltandolos constantemente. Pero hoy habían ido demasiado lejos, habian quemado varias casas y tomado rehenes, prometiendo asesinarlos si en un mes no se les presentaba el pago.
-Por favor, parecéis aventureros, traedlos aquí, por favor- la suplica de la mujer era salida puramente del alma, de alguien que no tiene nada mas que ofrecer. Sonaba mal, pero tenia que preguntarlo.
-¿Hay una recompensa?
-¡Si... si!... hemos juntado oro, no es mucho, es algo, no alcanza para el pago, por...por favor- dice angustiada.
-Miro a los hombres y mujeres tras de mi, todos necesitaban el dinero, quieran o no para seguir sus respectivos destinos...
Horas despues...
-una espada oxidada, 2 lanzas de madera, un colmillo de jabalí... un arco y una daga...nada mas...- dice Hiddsens con cierto enojo.
-Pensamos matar a casi 10 bandidos con armaduras de piel, arcos y espadas con esto... ¡¿Con esto?!- grita aún mas enfurecido
-Tenemos el factor sorpresa, están confiados, no creen que nadie vaya a atacarlos- digo seguro mientras ato con una cuerda el colmillo al palo, ademas recuerda, tenemos a un mago.
-Si, y en esas condiciones podrá pelear perfectamente, ¿No?.
-Solo nos queda intentarlo, esperemos a que caiga la noche y estén dormidos, atacaremos al que este de guardia lo mas silenciosamente posible, divisaremos donde están los rehenes. Los sacaremos uno por uno de la cabaña, y por ultimo bloquearemos la puerta y prenderemos fuego la cabaña.
-A mi me parece buen plan- dice Kaela, algo nerviosa...
Mas horas pasan y por fin la noche da paso al dia, de entre los arbustos cercanos vemos a un nordico flacucho y joven vigilando desde la puerta del cerco, con una antorcha en la mano, apoyado sobre una vaya.
Toco el hombro de Irk, el imponente semiorco, y le señalo al cuello de nuestro objetivo. Asiente con un leve gruñido y tensa el arco a niveles extremos, lo suelta. La flecha zurca el aire y se incrusta en el cuello del joven. La sangre brota de a chorros de varios centimetros de altura hacia arriba mientras se ahoga con su propia sangre. Tomo la daga en mis manos y la clavo en su pecho fríamente y algo nervioso... siento como se le escapa la vida.
Me levanto con las manos llenas de sangre y hago una seña para que el resto me siga, la puerta estaba abierta, entramos en silencio y divisamos a los rehenes tras una pequeña jaula. La llave estaba en una mesa cercana, la abrimos y les indicamos que salgan, siguiendo el camino llegarían a la aldea. Pero justo mientras bloqueábamos la puerta el poste se cae, escuchamos los murmullos de los hombres que se levantan y las espadas silvan mientras son desenvainadas. Tomo con firmeza la lanza en una mano y la daga en la otra, y me posiciono a la izquierda de la puerta, a la par que Morgoth hace lo mismo levantando su espada sobre el hombro.
El primer hombre pasa corriendo. La lanza viaja con rapidez y se incrusta en su abdomen mientras Drack clava una estocada en su garganta con una precisión asombrosa. Saco el arma de asta con dificultad , y tropieso mientras otro hombre de gran peso cae sobre mi, la lanza se le incrusta por la inercia, demasiado profundo como para lograr sacarla, lo hago a un lado con dificultad. Mientras observo al breton a mi lado cortando un cuello de lado a lado de un fuerte tajo empuñando su espada larga a 2 manos. Por otra parte Hiddsens ha arrojada su lanza con una velocidad y fuerza asombrosas, dejando clavado a un bosmer contra la pared de madera.
Kaela, perpleja y totalmente palida esta contra la pared observando la sangrienta escena. Entre varios cortes y golpes la pelea continua, mi dedo se hunde en el ojo de uno y reviento varias narices de puñetazos.
Por fin solo quedan 4. El semiorco Irk levanta a uno por sobre los aires como a un niño y lo abate contra la pared, repetidas veces con una fuerza desconocida, su adversario sangra por la boca y finalmente cierra los ojos muerto. Hiddsens forcejea contra otro hombre cerca de una esquina y Riven se encuentra patenado en la zona genital a un viejo en el suelo. Probablemente el lider.
Para dar un golpe final, Lucius sale de la nada, y de la yema de sus dedos suelta un relampago poderoso que atraviesa el pecho del ultimo de los bandidos.
Con una sonrisa cinica Riven se acerca a mi y me dice...
-¿Que tal si buscamos cosas en la casa antes de quemarla?... despues de todo le estamos robando a quienes roban...
El guardia rojo, el mago y la bosmer niegan con la mirada. Pero nesesitabamos el oro, tomamos varios cosas.
Por mi parte una bolsa con 50 septims y una espada de hierro...

Todos tomaban cosas, yo solamente me interese en adquirir algunas flechas y en unos guantes de hierro.
A la salida nos encontramos con los rehenes, los cuales aclamaban y lloraban de la alegría, ahora estaban fuera de peligro. Pero a mi me miraban mal.. con temor. Incluso habiendoles salvado la vida a varios de ellos enfrentandome con el grupo, no les importo.. pero ya se me hizo costumbre. Levante mi mano saludandolos, sin mirarlos, y salimos de allí.

Estabamos caminando en plena noche, cansados. De repente me detengo.

-Esperen.. he oído algo detrás mio.

La oscuridad oculta el paraje, una gran sombra cubre con su manto todo el bosque, sin poder fiarse de sus ojos recurren a sus oídos, pero quienes se encuentran tras ellos son demasiado silenciosos, es en ese momento que se libera algo mas antiguo. El instinto
La adrenalina corre por el cuerpo de los jóvenes, a la par que el temor y el sentimiento de claustrofobia se apodera de ellos. Arcos se tensan en la lejanía y una flecha surca el aire a una velocidad increible, se incrusta en la carne con un sonido horrible, penetrando en el brazo del guardia rojo.
Corre lleno de ira hacia la oscuridad, pero a los pocos pasos se deploma sobre el suelo... flechas envenenadas.
-¡CORRED!- grito, a la par que decenas de flechas salen de todas partes, corro hacia la profundidad del bosque, cruzando un pequeño valle que se alojaba cerca, siento las flechas volando tras de mi, pasos que corren a mi par y algo que trata de tomarme de la camisa, no se quien es ni me importa. Tiendo a correr mas rapido sin saber a donde me dirijo...
Por su parte la criatura se ha quedado perpleja sin correr, mas su vista esta mejor adaptada a los entornos oscuros, por su etnia y por su modo de vida.
La primera flecha envenenada penetra en su pecho. Detenida por las costillas, pero no hace mas que liberar su instinto, corre totalmente desaforado nuevamente sumido en un instinto de supervivencia, el animal acorralado lanza un puñetaso que se dirige hacia el rostro de un dunmer, los dientes son arrancados de la boca y una explosión de sangre sale de esta. Dos... tres flechas mas le dan por todos los flancos pero sigue corriendo hacia ellos, se lanza sobre uno y comienza a golpearlo con todo el poder que tiene, combirtiendo su cara en un amasijo de huesos con solo la piel actuando como bolsa... el veneno ya es demasiado, y este también se desploma en el suelo, mientras ve a los caza-hombres aproximándose hacia el.
Mientras tanto, en la otra escena, Giovanni, Kaela, Morgoth y Riven corren casi a la par de rápido. Lucius se ha quedado atras y ha sido capturado. No pasa mucho hasta que acaban al borde de un caida de 16 metros desde una casacada hasta el valle. Las flechas vuelven a rozarlos y sin pensar, Giovanni y Morgoth se lanzan hacia el abismo oscuro gritando, Riven les sigue despues. Pero la bosmer no, queda atras y es tomada del cuello y sometida. Varios hombres bajan por la colina con rapidez. Y para cuando Giovanni sale del agua, siendo la primera cabeza en emerjer se encuentra rodeado de arcos tensados que le apuntan a 4 metros.

Todos somos subidos a una carreta, incluso los que antes creiamos muertos, el veneno no era mortal... era solo para dormirnos. ¿A donde nos llevaban?

El viaje acaba en tierras mas calidas, hacia el sur. El carro para frente a una gran fortaleza antigua Dwemer, un nordico con varias cicatrices sonrie mientras una especie de bretón le entrega una bolsa de monedas de oro. Bajamos del carromato, el resto ya ha despertado. Los hombres de baja estatura, vistiendo ropas extrañas y salvajes nos escoltan con seriedad por la ciudad, el pueblo es totalmente extraño, no es como ninguna que haya visto antes.
El pueblo entero nos observa con desprecio y risas, hasta que llegamos al fin del trayecto, una mina.
Somos desvestidos y nos quitan nuestras pertenencias, dejandonos solo con unas pobres ropas raidas y de talla demasiado grande o pequeña para la mayoria. Cruzamos una puerta de hierro a las patadas, la cual se cierra tras nosotros..
La mala salud de los prisioneros era clara, su piel estaba totalmente blanca por decadas sin ver la luz del sol, aspirando el polvo bajo tierra. La escases de comida y agua eran claras, y solo reservadas para el que lograra combatir por quedarsela. El olor a podrido de cadáveres abundaba...
Gran parte de los prisioneros nos observa con odio y sonrisas... especialmente a las 2 mujeres...

(Este post lo hice con la ayuda de Elias)
Kaela se apretuja contra la esquina de una pared, llorando desesperadamente y cubriendose la cara. Pasan unos minutos y uno de los prisioneros se le acerca con intenciones poco bondadosas. Empieza a tocar lentamente su brazo, a medida que el llanto de esta aumenta, de la nada la tira al suelo y se pone sobre ella. Algunos prisioneros sonrien, pero solo un joven salta para defenderla. Giovanni acababa de tomar por el cuello al anciano con su antebrazo y lanzarlo lejos con violencia. Quizá fue para desquitar su ira, quizá sintió empatia por la situación de su amiga, quiza no era el hombre egoista que en el fondo el creia, la razon verdaderamente no importaba. Luego de caer sobre el, Giovanni recibe un puñetaso en el rostro, que solo refleja mas furia, y tomandolo del cuello azota la parte trasera de la cabeza de este contra el suelo, y acaba con el hundiendo sus pulgares en sus ojos, que se convierten en cuencas vacias de las que emerge sangre sin parar.
Un nordico se levanta al ver la pelea, y tomando un cuchillo muy improvisado se dirige hacia Giovanni. Pero este es detenido por Irk, el semiorco, que rompe el antebrazo del cobarde con sus poderosos musculos.
Pronto una pelea total se alza en el lugar, era una cosa común de todos los dias en los cuales llegaba nueva gente. Nadie lograba vivir demasiado allí. Todos contra todos se lanzan unos a los otros, pero algo irrumpe la escena. Una figura enorme que dormitaba a la sombra se levanta furiosa, de mas de 2 metros y con el cuerpo cubierto de cicatrices...

Me interpongo ante eso.. o él. Un haz de luz deja en descubierto su rostro. Se trataba de un orco, estaba lleno de cicatrices y tenia un ojo tuerto. Le sobresalían 2 grandes colmillos de su mandibula, llegando hacia la altura de la nariz. Todos se alejan con miedo, sintiendose intimidados.
Se queda mirandome fijo, intento golpearlo con mi puño pero lo detiene en el aire, me sonríe y de un puñetazo me lanza al suelo.

En cuanto abri mis ojos estaba él ahi, parado, mirandome. Sin dejar de sonreír, comenzo a pisarme el rostro con gran fuerza. Un golpe, otro, y otro.. algunos querian ayudarme, podía notar en sus ojos que casi sufrian como yo, pero iba a ser en vano.
Al detenerse, me incorporo un poco y escupo algo de sangre. Sin dejarme recuperar el aliento, me toma del cuello y me levanta en el aire, estrangulandome. Forcejeo pero sin propósito alguno...

Algunos gritaban pidiendo ayuda, otros estaban en estado de shock, sabían que el único en condiciones de hacerle frente seria yo... pero se equivocaron. Habia aceptado mi destino, iba a morir en manos del orco.
Algo lo detuvo, se borro esa sonrisa de su rostro, y me miraba fijamente.

Me solto con delicadeza en el suelo.. y dijo unas palabras:

-Tu mirada... es igual a la de ella.

Ambas miradas se cruzan por un instante, un silencio sepulcral cubre cada rincón de la sombría mina de cidhna...

-Entonces... tu... tu debes ser- susurra el orco, sin apartar por un segundo su mirada de los ojos azules de Irk.

-Pa...padre...- dice instintivamente el semiorco.

Los ojos de ambos se enrojecen, para Irk, jamás sabre si fue de odio o de amor. Para su progenitor, era el mayor honor que un orco puede permitirse en vida, pues solo un jefe tiene derecho a tener una descendencia duradera que prosiga en cada fortaleza...

Incluso con el pesado aire de la mina una extraña felicidad invade a todo el lugar, mientras Ugronak´Grei´Malog suelta una carcajada y toma por el hombro a Irk.
A los pocos segundos todos vuelven a su tarea, algunos toman piquetes y regresan a extraer el preciado mineral, otros se limitan a charlar y unos pocos vuelven a dormir.

Por mi parte, haré cualquier cosa, pagaré cualquier precio, pero saldre de esta condenada mina... saldre de ella

Sentado en un rincón sé lo que nos depara... se acabó... se acabó... se acabó...
Ya no hay escapatoria, ya no hay salida, resuena en mi mente, no soy el único cuya cara refleja un alma perdida sin emociones, todos, exactamente todos estamos igual, todos menos 1... Giovanni, incluso en una situación asi continua con una mirada imponente y decidida, llena de vida y de decisión...

Observo la entrada en lo alto... la libertad será nuestra, cueste lo que cueste. Un halo de luz desprendido, pequeño y débil, me da energías renovadas para seguir.
Hablando con los ancianos que rodean la fogata me enseñan como se maneja el lugar. La unica moneda que existe es el Skooma y los minerales de plata, si no tienes suficientes minerales de plata para cuando termina la semana, al llegar los guardias no te entregarán comida, y morirás como muchos otros. La mejor manera de sobrevivir es unirse a las bandas que en ese lugar surgen, pero no aceptan a cualquiera...
Sentado junto al fuego ansió la liberación, el aire fresco, el sol sobre mi cara... escucho gemidos a la lejanía, se de quien son y por que ocurren, pero no hay nada que ya pueda hacer, ya nadie salta a defender a la bosmer que llora desesperada en la esquina mientras el hombre sobre ella la viola. Cierro mis puños de impotencia, sabiendo que defenderla solo generará mi muerte, estos hombre estan perdidos, llenos de odio y furia, pero esa es una herramienta que se usa con facilidad, pues todos ansían la libertad en el fondo oscuro de esos corazones retorcidos...
En mi mente un plan ingenioso y macabro es creado con rapidez, fallar podria generar nuesta muerte, pero no hay nada que perder, a pesar de mis ideas, soy solo un mero joven, mi voz ni mi cuerpo imponen, pero hay una manera de que el resto me escuche, aunque no necesito solo eso. Necesito que me respeten... y estoy seguro de que surgirá la oportunidad de demostrarlo.

Observo la escena con pesadez, mas no tengo energias para impedirla. Kaela la tierna elfa es introducida a un mundo del que jamas debió formar parte... una rosa en un pantano, calcomida por los ácidos del agua...
Mis ojos nuevamente se enrojecen, pierdo la noción del tiempo, y entonces varios hombres irrumpen desde lo profundo de la mina, con unas extrañas marcas hechas en el costado izquierdo de la cara a modo de tatuajes, todos se apartan con rapidez, Giovanni y yo imitamos el gesto.
Pronto todos los habitantes de la mina se reunen en ese extraño centro alrededor de la fogata, no comprendía hasta que los escuche hablar.
-Tenemos nuevos... je- dice uno, con una sonrisa de dientes podridos.
-Por fin algo que pueda resultar inesperado, ya se estaba volviendo todo demasiado predecible- gruñe un guardia rojo mientras se cruza de brasos
-¡Si!
-¡La pelea!
-¿Pero quienes?
-No sé...
Los murmullos crecen, mientras entre todos nos miramos atonitos... entonces me señalan con una sonrisa, y seguidamente a Giovanni, que se encuentra a mi lado, nos empujan hacia el centro y un circulo se forma con rapidez.
-¡2 Botellas al imperial!
-¡Un mineral al imperial!
-¡Una botella a que el breton aguanta mas de un tres minutos!
-Bien, bien, apuesta 7 a 3 imperial al bretón, apostad, apostad...- grita un anciano mientras rie adueñandose de todo lo que le ofrecen.
-Giovanni... no...- no logro balbucear nada mas, pues un golpe de gancho dirigido a mi mandibula me ha hecho caer a gatas sobre el suelo, tomandome del cabello me levanta y veo una rodillaza aproximandose a mi rostro... estoy entumecido, no siento nada, solo veo a la figura del joven golpeandome el rostro con toda la fuerza que tiene...
En un reflejo, quiza motivo del atontamiento pongo mi mano sobre su pecho, y un relampago comienza a formarce...
El joven, en un reflejo rapido aparta la mano, de la cual el rayo se desprende y perfora el pecho de un hombre, seguidamente golpea con su codo mi sien... y ya pierdo el conocimiento...

La batalla entre Lucien y Giovanni termina con cierta rapidez. El joven imperial se levanta con una mirada de odio y se desvanece entre el circulo, mientras algunos lo miran con felicidad por lo que acaban de ganar, y otros simplemente se limitan a observar atonitos al mago, remueven el cuerpo herido y comienzan a observarme a mi y a la otra muchacha... Riven.

Ya no me importaba nada, con una mirada perdida, como si no estubiera allí... no me interesaba nada...
Me toman de los brasos y me arrojan al circulo

(te toca giovanni u_u)

Tomando por los pelos a la otra mujer, la lanzan de un empujon a la arena, los hombres exitados comienzan a gritar para que comienze la pelea, todas las apuestas se lanzan para la imperial, la cual no deja de mirar para todos lados, perdida, suda motivo de la adrenalina que corre por sus venas, temblorosa se acerca a la bosmer sentada en el suelo que continua con la mirada perdida... no sabe que hacer... no ve forma de atacarla de esa manera. Pero sabe lo que le depara si no lo hace... con frialdad oculta su mente... deja pasar cualquier pensamiento de culpa, ignora totalmente el entorno.
Lanza una patada a la mandibula de la bosmer, su pequeña boca comienza a sangrar, mientras esta se tapa la cara en el suelo. Se tira sobre ella y comienza a cargar un puñetaso, que se dirige a su abdomen. Pero recibe una respuesta inesperada, Kaela la ha tomado del cabello y comienza a arrancarcelo. Riven araña el costado de su cara, justo cuando un mechon rubio se desprende de ella.
El forcejeo continua, ambas se arañan y se arrancan mechones de pelo y ropa en el suelo mientras la multitud grita excitada por el gran espectáculo.
La bosmer, de menor tamaño físico comienza a aplicar menos fuerza a sus ataques... hasta que estos se detienen, en el extasis de la batalla, y por la rabia y el instinto, Riven aplica una llave con su antebrazo en el cuello de Kaela, pero en un ultimo atisbo de conciencia la Bosmer se mueve antes y muerde con firmeza la carne de la imperial. La sangre comienza a brotar mientras la mujer rubia golpea desesperada la cabeza de la elfa, pasa cerca de un minuto cuando por fin la suelta, totalmente inconsciente.
Riven se levanta cansada y herida, llena de rajuñones y una fea mordida en su brazo. Había vencido...